El divorcio es una situación difícil y dolorosa para cualquier pareja, pero también implica una serie de decisiones legales y económicas que pueden complicar aún más el proceso. Una de las más importantes es la que se refiere a la vivienda familiar: ¿Quién se queda con la casa en caso de divorcio? ¿Qué factores influyen en esta decisión? ¿Qué opciones hay para resolver este conflicto?
En este artículo vamos a intentar dar respuesta a estas y otras preguntas, basándonos en la legislación española y en las sentencias judiciales más recientes. No obstante, hay que tener en cuenta que cada caso es diferente y que lo más recomendable es contar con el asesoramiento de un abogado especializado en derecho de familia.
Los criterios para decidir quién se queda con la casa
En el primer caso, los cónyuges pueden pactar libremente quién se queda con el uso y disfrute de la vivienda familiar, así como las condiciones y el plazo de dicha atribución. Este pacto debe constar en el convenio regulador del divorcio o separación, que debe ser ratificado por el juez.
En el segundo caso, cuando no hay acuerdo entre los cónyuges o cuando el juez lo considera necesario por razones de equidad o interés superior del menor, será el juez quien decida quién se queda con la casa. Para ello, tendrá en cuenta una serie de factores, como la titularidad de la vivienda, la existencia o no de hijos menores o dependientes, la situación económica y laboral de cada cónyuge, las necesidades de cada uno y las circunstancias del caso.
La titularidad de la vivienda
La titularidad de la vivienda es uno de los aspectos que se tienen en cuenta a la hora de decidir quién se queda con la casa en caso de divorcio. Sin embargo, no es determinante ni excluyente, ya que lo que se atribuye es el uso y disfrute de la vivienda familiar, no su propiedad.
Esto significa que puede darse el caso de que el cónyuge propietario tenga que ceder el uso de la vivienda al otro cónyuge, si así lo decide el juez o si así lo pactan entre ellos. En ese caso, el propietario no podrá disponer libremente de su bien (venderlo, alquilarlo, etc.), sino que necesitará el consentimiento del otro cónyuge o una autorización judicial.
También puede darse el caso contrario: que el cónyuge no propietario tenga que abandonar la vivienda familiar y dejarla al otro cónyuge propietario. En ese caso, el no propietario podrá reclamar una compensación económica por su contribución al pago del préstamo hipotecario u otros gastos relacionados con la vivienda.
La existencia o no de hijos menores o dependientes
La existencia o no de hijos menores o dependientes es otro factor clave para decidir quién se queda con la casa en caso de divorcio. El principio general es que se debe proteger el interés superior del menor y garantizar su estabilidad y bienestar.
Por eso, cuando hay hijos menores o dependientes, lo habitual es que se atribuya el uso y disfrute de la vivienda familiar al cónyuge que tenga su custodia.
Custodia compartida y vivienda familiar: ¿qué dice el Tribunal Supremo?
La custodia compartida es un régimen de guarda y custodia de los hijos que implica que ambos progenitores ejercen de forma alterna y equilibrada el cuidado y la convivencia con los menores. Este sistema se considera el más deseable cuando es posible y beneficioso para los hijos, ya que fomenta la integración con ambos padres, evita el sentimiento de pérdida y estimula la cooperación entre los progenitores.1
Sin embargo, la custodia compartida plantea un problema respecto al uso de la vivienda familiar: ¿quién se queda con la casa cuando los hijos conviven por periodos con cada progenitor? ¿Qué ocurre con el propietario que tiene que abandonar su hogar? ¿Qué alternativas hay para solucionar este conflicto?
El Código Civil no contiene una norma específica que regule el uso de la vivienda familiar en caso de custodia compartida. Por eso, ha sido el Tribunal Supremo el que ha establecido una doctrina jurisprudencial al respecto, basada en el interés superior del menor y en la equidad entre los progenitores.
Según el Tribunal Supremo, el uso de la vivienda familiar en caso de custodia compartida no se atribuye de forma indefinida ni a los hijos ni a los cónyuges, sino que se debe resolver en función de las circunstancias de cada caso. Para ello, se deben tener en cuenta los siguientes aspectos:
- La titularidad de la vivienda: si es propiedad de ambos cónyuges, de uno solo o de un tercero.
- La existencia o no de una vivienda alternativa para cada progenitor.
- La situación económica y personal de cada progenitor.
- La edad y las necesidades de los hijos.
- El tiempo y la forma de ejercicio de la custodia compartida.
En función de estos factores, el Tribunal Supremo ha establecido las siguientes opciones para atribuir el uso de la vivienda familiar en caso de custodia compartida:
- Atribución temporal al cónyuge más necesitado: cuando uno de los progenitores carece de recursos suficientes o de una vivienda alternativa adecuada, se le puede conceder el uso temporal de la vivienda familiar hasta que mejore su situación o encuentre otra solución habitacional. Esta atribución tiene un carácter excepcional y limitado en el tiempo, y debe revisarse periódicamente.
- Atribución alternativa a cada progenitor: cuando ambos progenitores disponen de recursos suficientes y de una vivienda alternativa adecuada, se puede establecer que el uso de la vivienda familiar se alterne entre ellos según el periodo de convivencia con los hijos. Esta atribución implica que cada progenitor debe abandonar la vivienda cuando le corresponda al otro, respetando sus pertenencias personales y familiares.
- Atribución al propietario o copropietario: cuando la vivienda familiar es propiedad exclusiva o parcial de uno de los progenitores, se puede atribuir el uso al propietario o copropietario, siempre que no perjudique gravemente al otro progenitor ni a los hijos. Esta atribución implica que el propietario o copropietario podrá disponer libremente de su bien, salvo que exista una limitación legal o contractual.
- Venta o liquidación de la vivienda: cuando la vivienda familiar es propiedad común o ganancial de ambos cónyuges, se puede acordar o decidir su venta o liquidación y repartir el precio obtenido entre ellos. Esta opción supone que ninguno de los progenitores podrá usar la vivienda y que deberán buscar otra solución habitacional para ellos y para los hijos.
Como se puede observar, no existe una solución única ni definitiva para atribuir el uso de la vivienda familiar en caso
Consejos para elegir la mejor opción de vivienda en caso de divorcio
Como hemos visto, la atribución del uso de la vivienda familiar en caso de divorcio depende de muchos factores y puede variar según las circunstancias de cada caso. Por eso, es importante contar con el asesoramiento de un abogado especializado en derecho de familia que pueda orientarnos sobre la mejor opción para nosotros y para nuestros hijos.
No obstante, hay algunos consejos generales que podemos tener en cuenta a la hora de elegir la mejor opción de vivienda en caso de divorcio:
- Buscar el acuerdo con la otra parte: lo más aconsejable es intentar llegar a un acuerdo con el otro progenitor sobre el uso de la vivienda familiar, teniendo en cuenta el interés superior de los hijos y las necesidades de cada uno. Así se evitan conflictos innecesarios y se facilita el proceso de divorcio. El acuerdo debe plasmarse en el convenio regulador y ser aprobado por el juez.
- Valorar las ventajas e inconvenientes de cada opción: antes de decidir qué hacer con la vivienda familiar, es conveniente analizar las ventajas e inconvenientes de cada opción, tanto desde el punto de vista económico como personal. Por ejemplo, si optamos por vender la casa, tendremos que asumir los gastos e impuestos que conlleva la operación y buscar otra vivienda para nosotros y para los hijos. Si optamos por quedarnos con la casa, tendremos que compensar al otro progenitor o asumir el pago íntegro de la hipoteca y los gastos asociados. Si optamos por alquilarla a un tercero, tendremos que renunciar al uso de la vivienda y declarar los ingresos obtenidos por el alquiler.
- Adaptarse a los cambios: el divorcio supone un cambio importante en nuestra vida y en la de nuestros hijos. Por eso, es importante adaptarse a los cambios y buscar soluciones que nos permitan rehacer nuestra vida con normalidad. A veces, puede ser conveniente cambiar de vivienda o de ciudad para empezar una nueva etapa. Otras veces, puede ser preferible mantener la vivienda familiar para no alterar la rutina y el entorno de los hijos. Sea cual sea nuestra decisión, debemos hacerla pensando en nuestro bienestar y en el de nuestros hijos.
Conclusión
El uso de la vivienda familiar en caso de divorcio es una cuestión compleja que requiere una solución personalizada según las circunstancias de cada caso. Lo más recomendable es buscar el acuerdo con la otra parte y contar con el asesoramiento de un abogado especializado en derecho de familia. Así podremos elegir la mejor opción para nosotros y para nuestros hijos, garantizando su estabilidad y bienestar.
Espero que este artículo te haya resultado útil e interesante. Si tienes alguna duda o consulta sobre este tema, puedes contactar conmigo a través del siguiente formulario. Estaré encantado de ayudarte.
Si deseas obtener información directa del BOE, puede acceder al contenido desde aquí. Visita nuestro blog