¿Se puede solicitar una paga por protusiones discales L4-L5 y L5-S1?

solicitar una paga por protusion discal

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Las protusiones discales son una lesión de la columna vertebral que puede causar dolor e incapacidad para trabajar. Si sufres esta patología, quizás te preguntes si tienes derecho a una paga por incapacidad permanente y cómo puedes solicitarla. En este artículo te explicamos qué es la protusión discal, qué tipos de paga existen, qué requisitos debes cumplir y qué documentos debes presentar para obtenerla. Además, te damos algunos consejos para prevenir y tratar esta lesión. ¡Sigue leyendo y resuelve todas tus dudas!

La protusión discal es una lesión de la columna vertebral que se produce cuando el disco intervertebral, que actúa como amortiguador entre las vértebras, se desplaza hacia la raíz nerviosa y la comprime, causando dolor e inflamación. Esta patología puede afectar a cualquier parte de la columna, pero es más frecuente en la zona lumbar (L4-L5 y L5-S1) y en la cervical (C5-C6).

Las protusiones discales pueden tener diversas causas, como el desgaste por la edad, los traumatismos, las malas posturas, el sobrepeso o el estrés. Los síntomas más habituales son el dolor localizado o irradiado a otras zonas del cuerpo, la rigidez, el entumecimiento, la debilidad muscular o la pérdida de sensibilidad.

Las protusiones discales pueden ser diagnosticada mediante pruebas de imagen como radiografías, resonancias magnéticas o tomografías computarizadas. El tratamiento dependerá de la gravedad y la localización de la lesión, y puede incluir desde medidas conservadoras como reposo, medicación, fisioterapia o infiltraciones, hasta intervenciones quirúrgicas en los casos más severos.

¿Qué se entiende como paga por incapacidad hernia discal l4-l5 y l5-s1?

Una paga por protusión discal es una prestación económica que se puede solicitar cuando esta lesión impide o limita el desempeño de la actividad laboral habitual. Se trata de una paga por incapacidad permanente, que puede ser de cuatro grados según el grado de afectación:

¿Se puede solicitar una paga por incapacidad de hernia discal l4-l5 y l5-s1?

Sí, es posible solicitar una paga por incapacidad de hernia discal L4-L5 y/o L5-S1. La posibilidad de solicitar una paga depende de varios factores, incluyendo la gravedad de la condición y cómo afecta a tu capacidad para trabajar.

Si la enfermedad limita tu vida laboral en al menos el 33%, podrías ser elegible para solicitar una incapacidad permanente parcial. Sin embargo, cada caso es único y se evalúa individualmente, por lo que es recomendable consultar con un profesional legal o médico para obtener asesoramiento personalizado.

Es importante recordar que no todas las protusiones discales terminan formando una hernia discal. Esto sólo ocurre cuando el anillo fibroso se rasga y el núcleo sale hacia fuera a través de una fisura.

¿Cuál es la paga por incapacidad de una hernia discal L5-S1 o protusión discal?

Las cantidades que se pagan por incapacidad permanente dependen del grado de incapacidad, de la base reguladora y de la contingencia que origina la incapacidad. A continuación os dejamos algunos ejemplos de las cantidades que se suelen pagar dependiendo el grado:

  • Incapacidad permanente parcial: se paga una indemnización a tanto alzado de 24 mensualidades de la base reguladora. Por ejemplo, si la base reguladora es de 1.000 euros, se pagaría una indemnización de 24.000 euros.
  • Incapacidad permanente total: se paga una pensión vitalicia del 55% de la base reguladora, que puede incrementarse hasta el 75% si el trabajador tiene más de 55 años y dificultades para encontrar otro empleo. Por ejemplo, si la base reguladora es de 1.000 euros, se pagaría una pensión de 550 euros al mes, que podría subir a 750 euros al mes si se cumplen las condiciones.
  • Incapacidad permanente absoluta: se paga una pensión vitalicia del 100% de la base reguladora. Por ejemplo, si la base reguladora es de 1.000 euros, se pagaría una pensión de 1.000 euros al mes.
  • Gran invalidez: se paga una pensión vitalicia del 100% de la base reguladora más un complemento que cubre el coste de la asistencia, que es al menos el 45% de la base reguladora. Por ejemplo, si la base reguladora es de 1.000 euros, se pagaría una pensión de 1.000 euros al mes más un complemento de al menos 450 euros al mes.

Estas cantidades pueden variar según el año, el régimen de cotización, el número de pagas y otros factores. Por eso, es recomendable consultar con un abogado especializado en derecho laboral que pueda asesorar sobre el caso concreto.

¿Cómo solicitar una paga por incapacidad de hernia discal L4-L5 y L5-S1?

Para solicitar una paga por protusión discal hay que seguir los siguientes pasos:

  • Acudir al médico para que evalúe el estado de salud y emita un informe con el diagnóstico y el pronóstico de la lesión.
  • Solicitar al médico de cabecera o al servicio público de salud el parte de baja médica por incapacidad temporal si se está trabajando o se está cobrando el paro.
  • Presentar el parte de baja médica ante la entidad gestora (INSS o mutua) y seguir las indicaciones del equipo médico evaluador durante el periodo de baja.
  • Si transcurridos 365 días desde el inicio de la baja médica no se ha producido el alta médica ni se ha iniciado un expediente de incapacidad permanente, solicitar una prórroga por otros 180 días como máximo.
  • Si transcurridos 545 días desde el inicio de la baja médica no se ha producido el alta médica, se puede solicitar una prórroga extraordinaria por otros 180 días como máximo.
  • Si el equipo médico evaluador considera que la lesión es susceptible de mejoría o de empeoramiento, puede iniciar un expediente de incapacidad permanente provisional, que tendrá una duración máxima de dos años y que podrá ser revisado periódicamente.
  • Si el equipo médico evaluador considera que la lesión es definitiva y causa una limitación funcional para el trabajo, puede iniciar un expediente de incapacidad permanente definitiva, que será valorado por el Equipo de Valoración de Incapacidades (EVI) del INSS o de la mutua.
  • El EVI emitirá una propuesta de resolución sobre el grado de incapacidad permanente que corresponde al trabajador, que podrá ser aceptada o impugnada por el interesado.
  • Si el trabajador no está conforme con la propuesta de resolución, puede presentar una reclamación previa ante el INSS o la mutua en el plazo de 30 días hábiles desde la notificación.
  • Si la reclamación previa es desestimada o no se resuelve en el plazo de 45 días hábiles, el trabajador puede interponer una demanda judicial ante el Juzgado de lo Social en el plazo de 30 días hábiles desde la notificación o el silencio administrativo.

¿Qué requisitos se deben cumplir para solicitar una paga por incapacidad de hernia discal?

Los requisitos que se deben cumplir para solicitar una paga por protusiones discales varían según el grado de incapacidad permanente que se pretenda obtener. En general, se pueden resumir en los siguientes:

  • Estar afiliado y en alta o en situación asimilada al alta en la Seguridad Social. También se puede solicitar la paga si se está en situación de no alta siempre que se hayan cotizado al menos 15 años, de los cuales tres deben estar dentro de los últimos 10 años anteriores a la fecha del hecho causante.
  • Tener cubierto un periodo mínimo de cotización según la edad y el tipo de incapacidad permanente. Este periodo varía desde los 15 años para la incapacidad permanente absoluta o la gran invalidez, hasta los cinco años para la incapacidad permanente total si se tiene menos de 31 años. Para la incapacidad permanente parcial no se exige periodo mínimo de cotización.
  • Tener reconocido un grado de discapacidad igual o superior al 33% si se trata de una incapacidad permanente parcial, o un grado de limitación funcional que impida o dificulte el desempeño del trabajo habitual o de cualquier trabajo si se trata de una incapacidad permanente total, absoluta o gran invalidez. Este grado debe ser determinado por el EVI del INSS o de la mutua, teniendo en cuenta los informes médicos y las circunstancias personales, laborales y sociales del trabajador.

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¿Qué documentación se debe presentar para solicitar una paga por incapacidad de hernia discal?

La documentación que se debe presentar para solicitar una paga por protusión discal es la siguiente:

  • Solicitud oficial debidamente cumplimentada y firmada por el interesado o su representante legal. Se puede obtener en las oficinas del INSS o de la mutua, o descargarla desde su página web.
  • Documento Nacional de Identidad (DNI) o documento equivalente del solicitante y, en su caso, del representante legal.
  • Informe médico actualizado con el diagnóstico, el tratamiento y el pronóstico de la lesión, así como con los datos del médico que lo emite y su firma. Se debe adjuntar también toda la documentación clínica complementaria que acredite la patología (pruebas diagnósticas, informes especializados, etc.).
  • Certificado de empresa con los datos laborales del trabajador (categoría profesional, antigüedad, jornada, salario, etc.).
  • Vida laboral actualizada con las cotizaciones a la Seguridad Social del trabajador.
  • Cualquier otro documento que pueda aportar información relevante para la valoración del grado de incapapacidad permanente que se solicita.

Tiempo de baja por incapacidad de hernia discal

El tiempo de baja por incapacidad de hernia discal depende de varios factores, como la gravedad de la lesión, el tipo de trabajo y el tratamiento recibido. No hay un tiempo fijo para cada caso, sino que varía de persona a persona. Por eso, es importante consultar con el médico y la mutua para obtener una valoración adecuada y un seguimiento personalizado.

En general, se estima que el tiempo medio que tarda en dejar de doler una protusión discal es de cuatro a seis semanas con tratamiento, mientras que otras señalan que el tiempo de baja puede ir desde una semana hasta un año, siendo lo más común estar dos meses de baja en el caso de que el trabajo requiera esfuerzos físicos. Algunos de los factores que pueden influir en el tiempo de recuperación son los siguientes:

  • La gravedad de la lesión: cuanto más grande y más desplazado sea el núcleo pulposo, más probable es que cause compresión nerviosa y más dolor. En estos casos, el tiempo de recuperación puede ser más largo y puede requerir cirugía o un tratamiento más intensivo.
  • El tipo de trabajo: cuanto más esfuerzo físico implique el trabajo, más tiempo se puede tardar en volver a él. Esto se debe a que los movimientos repetitivos, las posturas forzadas o el levantamiento de objetos pesados pueden agravar la lesión o retrasar la recuperación. En estos casos, el tiempo de baja puede ir desde dos meses hasta un año, siendo lo más común estar dos meses de baja. Sin embargo, si el trabajo es sedentario o no implica riesgos para la columna, se puede reincorporar gradualmente al trabajo, siempre que se sigan las recomendaciones del médico y del fisioterapeuta.
  • El tratamiento recibido: el tratamiento para una protusión discal puede incluir fisioterapia, medicamentos antiinflamatorios y analgésicos, y en casos más severos, cirugía. El objetivo del tratamiento es aliviar el dolor, reducir la inflamación, mejorar la movilidad y prevenir complicaciones. El tratamiento puede variar según la eficacia, la tolerancia y la preferencia de cada persona. En general, se recomienda seguir el tratamiento indicado por el médico y el fisioterapeuta, ya que puede acelerar la recuperación y evitar recaídas.

Las mutuas son las entidades que se encargan de gestionar las bajas laborales por enfermedad o accidente. Las mutuas analizan cada caso de forma particular y por supuesto necesitan estar respaldadas por documentos médicos que confirmen la gravedad de la lesión. Por eso, es importante acudir al médico y obtener un informe que detalle el diagnóstico, el tratamiento y el pronóstico de la protusión discal. Así, se podrá solicitar la baja y recibir la prestación correspondiente.

¿Como puedo trabajar con una protusión o hernia discal?

Trabajar con una protusión discal si tienes que hacer esfuerzos físicos puede ser un reto, pero no imposible. Lo más importante es que sigas las indicaciones de tu médico y tu fisioterapeuta, y que adoptes medidas preventivas para evitar agravar tu condición. Algunas de las recomendaciones que puedes seguir son:

  • Evita levantar objetos pesados o realizar movimientos bruscos o repetitivos que puedan aumentar la presión sobre el disco abultado. Si tienes que hacerlo, utiliza una faja lumbar para proteger tu espalda y pide ayuda si es necesario.
  • Mantén una buena postura al trabajar, tanto si estás sentado como de pie. Ajusta la altura de tu silla, mesa y pantalla para que no tengas que forzar el cuello o la espalda. Usa un cojín o un respaldo lumbar para apoyar la curvatura natural de tu columna. Levántate y camina cada cierto tiempo para evitar la rigidez.
  • Realiza ejercicios y estiramientos adecuados para fortalecer los músculos de la espalda y el abdomen, mejorar la movilidad y la flexibilidad de la columna, y aliviar el dolor y la inflamación. Estos ejercicios deben ser supervisados por un profesional cualificado, que te enseñará cómo hacerlos correctamente y evitar lesiones. Algunos ejemplos de ejercicios que puedes hacer son:
    • Movilizaciones suaves y controladas de la columna, como rotaciones, flexiones y extensiones.
    • Ejercicios de fortalecimiento con contracciones isométricas, como planchas, puentes o abdominales.
    • Estiramientos de los músculos de la espalda, el cuello, las piernas y las caderas, con movimientos lentos y progresivos.
    • Neurodinamia, que consiste en movilizar los nervios afectados por la protusión discal para mejorar su función y reducir el dolor.
  • Complementa tu tratamiento con otras medidas como el uso de termoterapia, que consiste en aplicar calor o frío en la zona afectada para relajar los músculos y disminuir la inflamación; el automasaje, que ayuda a liberar las tensiones y mejorar la circulación; y la toma de medicamentos recetados por el médico para el dolor, la inflamación y la relajación muscular.
  • Adopta hábitos saludables para prevenir futuras lesiones y favorecer la recuperación. Estos hábitos incluyen mantener un peso adecuado, hidratarse correctamente, evitar el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol, y practicar ejercicio moderado y regular.

Espero que esta información te sea útil. Recuerda que siempre debes consultar con tu médico antes de iniciar cualquier tratamiento.

Porcentaje de incapacidad o minusvalía por protusión o hernia discal

El porcentaje de incapacidad por protusión discal depende de varios factores, como la gravedad de los síntomas, las limitaciones funcionales, la respuesta al tratamiento o el impacto en la capacidad laboral. No hay un porcentaje fijo para esta condición, sino que se evalúa de forma individualizada según el baremo de discapacidad vigente.

Algunos de los criterios que se tienen en cuenta para determinar el grado de discapacidad por hernia discal l4-l5 son:

  • La existencia de dolor lumbar crónico, irradiado o no a las extremidades inferiores, que limite la movilidad o la tolerancia al esfuerzo.
  • La presencia de déficits neurológicos, como alteraciones de la sensibilidad, la fuerza o los reflejos, que afecten al funcionamiento de las piernas o la vejiga.
  • La necesidad de tratamientos médicos, fisioterapéuticos o quirúrgicos, así como el uso de fármacos, ortesis o prótesis.
  • La repercusión en la actividad laboral, tanto en el tipo de trabajo como en el rendimiento, la adaptación o la permanencia.

El porcentaje de minusvalía por hernia discal l4-l5 puede variar desde un 0% hasta un 75%, dependiendo de la combinación de estos factores. Por ejemplo, una persona que tenga una hernia discal l4-l5 con dolor leve, sin déficits neurológicos, que responda bien al tratamiento conservador y que pueda realizar su trabajo sin dificultad, podría tener un 0% de discapacidad. Por el contrario, una persona que tenga una hernia discal l4-l5 con dolor intenso, con déficits neurológicos graves, que requiera cirugía y que no pueda trabajar o necesite una adaptación especial, podría tener un 75% de discapacidad.

Según la legislación española, existen cuatro grados de incapacidad laboral permanente: parcial, total, absoluta y gran invalidez. Cada uno de ellos implica un porcentaje de incapacidad diferente y da derecho a una prestación económica distinta. A continuación, explicamos brevemente en qué consiste cada grado y qué requisitos se deben cumplir para acceder a ellos.

  • Incapacidad permanente parcial: se considera que existe una incapacidad permanente parcial cuando la protusión discal causa una disminución del rendimiento laboral de al menos el 33%, pero no impide realizar las tareas fundamentales del puesto de trabajo. En este caso, el porcentaje de incapacidad es del 33% y la prestación consiste en una indemnización a tanto alzado de 24 mensualidades de la base reguladora.
  • Incapacidad permanente total: se considera que existe una incapacidad permanente total cuando la protusión discal impide realizar las tareas fundamentales del puesto de trabajo, pero no impide dedicarse a otra profesión distinta. En este caso, el porcentaje de incapacidad es variable, dependiendo de la edad y la profesión del afectado, y la prestación consiste en una pensión vitalicia del 55% de la base reguladora, que puede incrementarse hasta el 75% si el trabajador tiene más de 55 años y dificultades para encontrar otro empleo.
  • Incapacidad permanente absoluta: se considera que existe una incapacidad permanente absoluta cuando la protusión discal impide realizar cualquier tipo de trabajo, sea cual sea su grado de cualificación. En este caso, el porcentaje de incapacidad es del 100% y la prestación consiste en una pensión vitalicia del 100% de la base reguladora.
  • Gran invalidez: se considera que existe una gran invalidez cuando la protusión discal, además de impedir realizar cualquier tipo de trabajo, requiere la asistencia de otra persona para realizar las actividades básicas de la vida diaria, como vestirse, comer o asearse. En este caso, el porcentaje de incapacidad es del 100% más un complemento que cubre el coste de la asistencia, y la prestación consiste en una pensión vitalicia del 100% de la base reguladora más dicho complemento.

Como se puede observar, el porcentaje de incapacidad por protusión discal depende de la valoración médica y de la situación laboral de cada persona. Por eso, es importante contar con el asesoramiento de un abogado especializado en derecho laboral que pueda defender los derechos e intereses del trabajador ante la Seguridad Social y los tribunales, en caso de que sea necesario reclamar o impugnar una resolución.

¿Qué consecuencias tienen las protusiónes discales?

La protusión discal puede tener diversas consecuencias para la salud y la calidad de vida del trabajador, dependiendo de la gravedad y la localización de la lesión. Algunas de las más comunes son:

  • Dolor de espalda, cuello o extremidades: la protusión discal puede causar dolor agudo o crónico en la zona afectada, que puede irradiarse hacia otras partes del cuerpo. El dolor puede limitar el movimiento y el descanso, y afectar al estado de ánimo y al rendimiento laboral.
  • Hormigueo, adormecimiento o pérdida de sensibilidad: al comprimirse los nervios cercanos, se pueden producir alteraciones en la sensibilidad de las zonas inervadas por ellos. Esto puede dificultar el manejo de objetos o el equilibrio, y aumentar el riesgo de lesiones o caídas.
  • Debilidad muscular o atrofia: al afectarse la función motora de los nervios comprimidos, se puede producir una disminución de la fuerza o del volumen de los músculos implicados. Esto puede impedir el desarrollo de actividades que requieran esfuerzo físico o precisión.
  • Problemas para controlar la vejiga o el intestino: en casos muy graves, la protusión discal puede comprimir la médula espinal o el síndrome de la cola de caballo, que son estructuras que regulan las funciones autonómicas del organismo. Esto puede provocar incontinencia urinaria o fecal, o retención de orina o heces.
  • Estrés, ansiedad o depresión: el padecimiento de una protusión discal puede generar un impacto negativo en el bienestar psicológico del trabajador, al afectar a su autoestima, su autoeficacia, su capacidad de afrontamiento y su satisfacción vital. Además, el dolor crónico puede alterar los niveles de neurotransmisores como la serotonina o la dopamina, que influyen en el estado de ánimo.

¿Qué tratamiento se recomienda para las protusiones discales?

El tratamiento para la protusión discal dependerá de cada caso particular, y deberá ser indicado por un médico especialista. En general, se pueden distinguir dos tipos de tratamiento: conservador y quirúrgico.

El tratamiento conservador se basa en medidas no invasivas que buscan aliviar el dolor, reducir la inflamación, mejorar la movilidad y prevenir el empeoramiento de la lesión. Algunas de estas medidas son:

  • Reposo relativo: se recomienda evitar los movimientos bruscos o las posturas que puedan agravar la compresión nerviosa. Sin embargo, no se debe permanecer inactivo por mucho tiempo, ya que esto puede provocar rigidez y atrofia muscular.
  • Medicación: se pueden prescribir analgésicos, antiinflamatorios o relajantes musculares para controlar el dolor y la inflamación. En algunos casos, se pueden administrar corticoides o anestésicos locales mediante infiltraciones epidurales o paravertebrales.
  • Fisioterapia: se pueden aplicar técnicas como masajes, calor, frío, electroterapia o ultrasonidos para mejorar la circulación sanguínea y favorecer la regeneración del tejido dañado. También se pueden realizar ejercicios terapéuticos para fortalecer los músculos que sostienen la columna vertebral y mejorar la flexibilidad y la postura.
  • Osteopatía: se trata de una terapia manual que busca restablecer el equilibrio del sistema musculoesquelético mediante manipulaciones suaves y precisas. Se puede ayudar a liberar las tensiones y las adherencias que puedan estar causando la protusión discal o agravando sus síntomas.
  • Acupuntura: se trata de una terapia milenaria que consiste en insertar agujas finas en puntos específicos del cuerpo para estimular el flujo de energía vitaly el sistema nervioso. Se puede ayudar a aliviar el dolor, la inflamación y el estrés asociados a la protusión discal.

El tratamiento quirúrgico se reserva para los casos en los que el tratamiento conservador no ha dado resultados satisfactorios o cuando existe un riesgo de daño neurológico irreversible. Consiste en extirpar la parte del disco que está comprimiendo el nervio o la médula espinal, mediante técnicas como la discectomía, la microdiscectomía o la artrodesis.

¿Qué prevención se puede hacer para evitar las protusiónes discales?

La prevención es la mejor forma de evitar la aparición o el empeoramiento de una protusión discal. Algunas medidas preventivas que se pueden adoptar son:

  • Mantener un peso saludable: el sobrepeso y la obesidad aumentan la presión sobre los discos intervertebrales y favorecen su desgaste. Se recomienda seguir una dieta equilibrada y evitar el consumo de alcohol y tabaco.
  • Practicar ejercicio físico regular: el ejercicio ayuda a fortalecer los músculos que sostienen la columna vertebral y a mejorar la flexibilidad y la postura. Se recomienda realizar actividades de bajo impacto como caminar, nadar, pilates o yoga, y evitar los movimientos bruscos o las cargas excesivas.
  • Cuidar la postura: se debe evitar adoptar posturas que puedan forzar o dañar la columna vertebral, como encorvarse, girarse o inclinarse. Se recomienda mantener la espalda recta y alineada, apoyar los pies en el suelo y usar un asiento ergonómico cuando se trabaja frente al ordenador o se conduce.
  • Usar técnicas adecuadas para levantar objetos: se debe evitar levantar objetos pesados o hacerlo con la espalda flexionada. Se recomienda doblar las rodillas y mantener el objeto cerca del cuerpo, usando la fuerza de las piernas y no de la espalda.
  • Acudir al médico ante cualquier síntoma: se debe consultar con un médico especialista ante cualquier signo de dolor, inflamación o alteración neurológica que pueda indicar una protusión discal. Un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado pueden evitar complicaciones mayores.

¿Qué factores pueden causar una hernia discal?

Una hernia discal se produce cuando un disco de la columna vertebral se desplaza y comprime un nervio cercano, lo que puede generar dolor, entumecimiento o debilidad en un brazo o en una pierna.

La hernia discal lumbar es la más frecuente y suele afectar a personas entre 30 y 50 años.

Existen otros tipos de hernias discales, como las cervicales, las lumbares y las dorsales.

La hernia discal cervical es la más grave, ya que puede provocar una compresión de la médula espinal y ocasionar daños en las extremidades y los esfínteres, e incluso una tetraplejía.

Protusiones discales L4-L5 y L5-S1

Las protusiones discales L4-L5 y L5-S1 son una patología degenerativa de la columna vertebral que puede causar dolor, entumecimiento o debilidad en las piernas. Se trata de un desplazamiento del disco intervertebral que presiona una raíz nerviosa.

En algunos casos, las protusiones discales pueden dar lugar a una incapacidad permanente si limitan la capacidad laboral de la persona afectada. Para solicitar una paga por esta causa, cumpliendo y haciendo lo que te hemos contado con aterioridad.

Los síntomas de una hernia discal en los niveles L4-L5 y L5-S1 pueden incluir:

  • Dolor en la zona lumbar que puede irradiarse hacia el glúteo, la pierna y el pie, siguiendo el recorrido del nervio ciático.
  • Entumecimiento, hormigueo o sensación de ardor en las mismas zonas.
  • Debilidad en los músculos de la pierna y el pie, especialmente para extender el dedo gordo, levantar los dedos o el pie, o caminar sobre los talones.
  • Pérdida de reflejos en la rodilla o el tobillo.
  • En casos graves, problemas para controlar la vejiga o el intestino.

Estos síntomas se deben a que la hernia discal comprime las raíces nerviosas que salen de la columna vertebral entre las vértebras L4 y L5 o entre L5 y S1. La hernia discal lumbar es una de las más comunes y puede ser causada por el desgaste natural de los discos, por malas posturas, por esfuerzos excesivos, por traumatismos o por factores genéticos.

Si tienes alguno de estos síntomas, es importante que consultes con un especialista para que te haga un diagnóstico adecuado y te indique el tratamiento más apropiado. El tratamiento puede variar según la gravedad de la lesión y la respuesta a los tratamientos conservadores, que pueden incluir medicamentos, infiltraciones o fisioterapia. Si estos tratamientos no son suficientes o los síntomas empeoran, se puede recurrir a procedimientos invasivos como la discolisis, la endoscopia o la cirugía para extraer la parte dañada del disco y aliviar la presión sobre el nervio.

Hernia discal cervical C5-C6

La hernia discal cervical C5-C6 es una lesión que se produce cuando el disco intervertebral que se encuentra entre las vértebras C5 y C6 se desplaza y comprime la raíz nerviosa C6. Esto puede causar dolor, entumecimiento, hormigueo o debilidad en el brazo, el antebrazo y los dedos pulgar e índice. También puede afectar a la fuerza para flexionar el codo y elevar el brazo hacia el lado.

La hernia discal cervical C5-C6 puede ser consecuencia del desgaste natural de los discos, de malas posturas, de esfuerzos excesivos, de traumatismos o de factores genéticos. En algunos casos, puede provocar una compresión de la médula espinal y causar problemas más graves.

Para tratar una hernia discal cervical C5-C6, se pueden seguir diferentes opciones según la gravedad de los síntomas y la respuesta a los tratamientos conservadores. Estos pueden incluir medicamentos antiinflamatorios, analgésicos, relajantes musculares, infiltraciones con esteroides o fisioterapia. Si estos tratamientos no funcionan o los síntomas empeoran, se puede recurrir a la cirugía para extraer la parte dañada del disco y aliviar la presión sobre el nervio.

Los síntomas de una hernia discal cervical C5-C6 pueden incluir:

  • Dolor en el cuello que puede irradiarse hacia el hombro, el brazo, el antebrazo y los dedos pulgar e índice.
  • Entumecimiento, hormigueo o sensación de ardor en las mismas zonas.
  • Debilidad en el bíceps y en los músculos extensores de la muñeca.
  • Dificultad para flexionar el codo y elevar el brazo hacia el lado.
  • En casos graves, problemas para mover los brazos y las piernas o para controlar los esfínteres.

Estos síntomas se deben a que la hernia discal comprime la raíz nerviosa C6 que sale de la columna vertebral entre las vértebras C5 y C6. La hernia discal cervical C5-C6 es una de las más frecuentes y puede ser causada por el desgaste natural de los discos intervertebrales, por malas posturas, por esfuerzos excesivos, por traumatismos o por factores genéticos.

Si tienes alguno de estos síntomas, es importante que consultes con un especialista para que te haga un diagnóstico adecuado y te indique el tratamiento más apropiado. El tratamiento puede variar según la gravedad de la lesión y la respuesta a los tratamientos conservadores, que pueden incluir medicamentos, infiltraciones o fisioterapia. Si estos tratamientos no son suficientes o los síntomas empeoran, se puede recurrir a la cirugía para extraer la parte dañada del disco y aliviar la presión sobre el nervio.

Si la hernia discal cervical C5-C6 limita la capacidad laboral de la persona que la sufre, podría ser motivo de baja laboral e incluso de incapacidad permanente, siempre que se cumplan los requisitos legales establecidos por la Seguridad Social.

Hernia de Schmorl

La hernia de Schmorl es una protrusión del disco intervertebral que se desplaza hacia el interior del cuerpo de la vértebra, y que se suele dar con mayor frecuencia en la parte final de la columna torácica y lumbar, entre L5-S1.

En general, la hernia de Schmorl es asintomática y no causa dolor ni limitaciones funcionales. Sin embargo, en algunos casos puede provocar inflamación, irritación de los nervios o degeneración del disco, lo que puede generar molestias o complicaciones.

La mayoría de las veces, la hernia de Schmorl no produce síntomas y se descubre por casualidad al realizar una radiografía, una tomografía o una resonancia magnética de la columna. Sin embargo, en algunos casos puede provocar dolor, inflamación, irritación de los nervios o degeneración del disco.

El tratamiento de la hernia de Schmorl depende de la gravedad de la lesión y de los síntomas que cause. En general, se recomiendan medidas conservadoras como medicamentos antiinflamatorios, analgésicos, relajantes musculares o fisioterapia. Si estas medidas no son suficientes o los síntomas empeoran, se puede recurrir a procedimientos invasivos como la infiltración o la vertebroplastia, que consisten en aplicar un material dentro de la vértebra para disminuir la compresión y el dolor.

Si la hernia de Schmorl afecta a la capacidad laboral de la persona que la padece, podría ser motivo de baja laboral e incluso de incapacidad permanente, siempre que se cumplan los requisitos legales establecidos por la Seguridad Social.

No obstante, cada caso es diferente y depende de la gravedad de la lesión, el tipo de trabajo que se realiza y el grado de incapacidad que se reconozca. Por eso, es recomendable contar con el asesoramiento de un abogado especializado en este tipo de reclamaciones.

Conclusión

La protusión discal es una lesión de la columna vertebral que puede causar dolor e incapacidad laboral. Se puede solicitar una paga por protusion discal por incapacidad permanente si se cumplen unos requisitos de cotización, discapacidad y documentación. El tratamiento para la protusión discal puede ser conservador o quirúrgico, dependiendo de cada caso. La prevención es fundamental para evitar la aparición o el empeoramiento de esta patología.

Si tienes alguna duda sobre cómo solicitar una paga por protusión discal, te recomendamos que contactes con un abogado especializado en derecho laboral y seguridad social, que te asesorará sobre los pasos a seguir y los derechos que te asisten.

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