Se puede trabajar con el supraespinoso roto: todo lo que debes saber

se puede trabajar con el supraespinoso roto

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El supraespinoso es uno de los cuatro músculos que forman el manguito rotador, un conjunto de tejidos que rodean la articulación del hombro y le dan estabilidad y movilidad. El supraespinoso se encarga de elevar el brazo lateralmente y rotarlo hacia afuera. Cuando este músculo se lesiona, se produce una rotura del tendón que lo une al hueso, lo que provoca dolor, inflamación y limitación funcional del hombro.

La rotura del supraespinoso es una de las lesiones más frecuentes del hombro, sobre todo en personas mayores de 40 años, deportistas o trabajadores que realizan movimientos repetitivos o de sobreesfuerzo con el brazo. Según un estudio publicado en la revista Medicina Clínic, se estima que el 20% de la población general tiene alguna rotura del manguito rotador, y que este porcentaje aumenta hasta el 50% en los mayores de 60 años.

Pero, ¿se puede trabajar con el supraespinoso roto? ¿Qué consecuencias tiene para la salud laboral? ¿Qué derechos tiene el trabajador lesionado? ¿Qué tratamiento es el más adecuado? En este artículo te explicamos todo lo que debes saber sobre esta patología y cómo afrontarla desde el punto de vista del derecho laboral en España.

¿Qué tipos de rotura del supraespinoso existen?

Las roturas del supraespinoso se pueden clasificar según su origen, su tamaño y su evolución. Según su origen, se distinguen entre:

  • Roturas traumáticas: son aquellas que se producen por un golpe, una caída o un accidente que provoca una lesión aguda del tendón. Suelen afectar a personas jóvenes o de mediana edad, y se caracterizan por un dolor intenso e inmediato, acompañado de una pérdida de fuerza y movilidad del brazo. En estos casos, se considera que se trata de un accidente de trabajo, siempre que se haya producido en el ámbito laboral o en el trayecto de ida o vuelta al mismo. Esto implica que el trabajador tiene derecho a recibir una asistencia sanitaria por parte de la mutua de la empresa, así como una prestación económica por incapacidad temporal, que consiste en el 75% de la base reguladora desde el día siguiente al de la baja médica.
  • Roturas degenerativas: son aquellas que se producen por el desgaste progresivo del tendón debido al envejecimiento, a enfermedades inflamatorias o a factores de riesgo como el tabaquismo, la diabetes o la obesidad. Suelen afectar a personas mayores de 40 años, y se caracterizan por un dolor gradual y crónico, que se agrava con el movimiento y el reposo nocturno. En estos casos, se considera que se trata de una enfermedad común, salvo que se pueda demostrar que existe una relación directa entre la lesión y la actividad laboral. Esto implica que el trabajador tiene derecho a recibir una asistencia sanitaria por parte de la Seguridad Social, así como una prestación económica por incapacidad temporal, que consiste en el 60% de la base reguladora desde el cuarto al vigésimo día de baja, y en el 75% a partir del vigésimo primero.

Según su tamaño, se distinguen entre:

  • Roturas parciales: son aquellas que afectan solo a una parte del tendón, sin llegar a romperlo por completo. Suelen causar un dolor moderado y una limitación leve del movimiento. Se pueden tratar con medidas conservadoras, como medicación, fisioterapia o infiltraciones de corticoides o factores de crecimiento.
  • Roturas completas: son aquellas que afectan a todo el grosor del tendón, provocando una separación entre el músculo y el hueso. Suelen causar un dolor severo y una limitación importante del movimiento. Se pueden tratar con cirugía, que consiste en reparar el tendón y fijarlo al hueso mediante suturas o anclajes.

Según su evolución, se distinguen entre:

  • Roturas agudas: son aquellas que se producen de forma repentina y reciente, y que no han tenido tiempo de generar cambios degenerativos en el tendón o en la articulación. Suelen tener un mejor pronóstico y una mayor posibilidad de recuperación.
  • Roturas crónicas: son aquellas que se producen de forma progresiva y prolongada, y que han provocado una retracción, una atrofia o una fibrosis del tendón, así como una artrosis o una calcificación de la articulación. Suelen tener un peor pronóstico y una menor posibilidad de recuperación.

¿Qué consecuencias tiene la rotura del supraespinoso para la salud laboral?

La rotura del supraespinoso es una lesión que puede afectar de forma significativa a la salud laboral del trabajador, ya que puede limitar su capacidad para realizar las tareas propias de su puesto de trabajo, sobre todo si estas implican movimientos repetitivos, forzados o por encima de la cabeza con el brazo. Algunas de las consecuencias que puede tener la rotura del supraespinoso para la salud laboral son:

  • Dolor: el dolor es el síntoma más frecuente y molesto de la rotura del supraespinoso, y puede interferir con el rendimiento y la concentración del trabajador, así como con su estado de ánimo y su calidad de vida. El dolor puede variar en intensidad y frecuencia según el tipo y el grado de la lesión, y puede aliviarse con analgésicos, antiinflamatorios o infiltraciones, pero también puede cronificarse y requerir un tratamiento más específico.
  • Inflamación: la inflamación es la respuesta del organismo ante la lesión del tendón, y se manifiesta con un aumento de volumen, de calor y de coloración de la zona afectada. La inflamación puede dificultar el movimiento y la funcionalidad del hombro, así como aumentar el riesgo de complicaciones como la bursitis o la tendinitis. La inflamación puede reducirse con medidas como el frío local, el reposo relativo o los antiinflamatorios, pero también puede persistir y requerir un tratamiento más específico.
  • Limitación funcional: la limitación funcional es la disminución de la capacidad para realizar los movimientos habituales del hombro, como elevar, abducir o rotar el brazo. La limitación funcional puede afectar al desempeño laboral del trabajador, sobre todo si su actividad requiere una movilidad amplia y precisa del hombro. La limitación funcional puede mejorar con ejercicios de rehabilitación, que buscan recuperar la fuerza, la flexibilidad y la coordinación del hombro, pero también puede agravarse y requerir un tratamiento más específico.
  • Incapacidad laboral: la incapacidad laboral es la imposibilidad de realizar el trabajo habitual o cualquier otro compatible con la formación y la experiencia del trabajador, debido a la lesión del supraespinoso. La incapacidad laboral puede ser temporal o permanente, según el tiempo y el grado de recuperación del trabajador, y puede dar lugar a una prestación económica que compense la pérdida de ingresos derivada de la baja laboral. La incapacidad laboral se determina mediante un proceso de evaluación médica y administrativa, que tiene en cuenta el diagnóstico, el pronóstico y la situación laboral del trabajador.

¿Qué derechos tiene el trabajador con el supraespinoso roto?

El trabajador con el supraespinoso roto tiene una serie de derechos que debe conocer y ejercer para proteger su salud y su situación laboral. Estos derechos son:

  • Derecho a la asistencia sanitaria: el trabajador tiene derecho a recibir una atención médica adecuada y de calidad, que le permita diagnosticar, tratar y rehabilitar su lesión, así como prevenir posibles complicaciones o secuelas. La asistencia sanitaria puede ser prestada por la Seguridad Social o por la mutua de la empresa, según el origen de la lesión (enfermedad común o accidente de trabajo).
  • Derecho a la prestación económica por incapacidad temporal: el trabajador tiene derecho a percibir una cantidad de dinero que compense la pérdida de ingresos derivada de la baja laboral, siempre que cumpla los requisitos de afiliación y cotización exigidos. La prestación económica por incapacidad temporal varía según el origen de la lesión, enfermedad común o accidente de trabajo) y el tiempo de duración de la baja. En general, la prestación económica por incapacidad temporal es mayor en caso de accidente de trabajo que en caso de enfermedad común, y también aumenta a medida que se prolonga la baja. La prestación económica por incapacidad temporal se calcula sobre la base reguladora, que es el promedio de las bases de cotización del trabajador en los últimos 6 meses. La prestación económica por incapacidad temporal se abona desde el día siguiente al de la baja médica, y se extiende hasta el día anterior al del alta médica o al de la declaración de incapacidad permanente.
  • Derecho a la prestación económica por incapacidad permanente: el trabajador tiene derecho a percibir una cantidad de dinero que compense la pérdida de capacidad laboral derivada de la lesión, siempre que se cumplan los requisitos de afiliación y cotización exigidos. La prestación económica por incapacidad permanente varía según el grado de incapacidad reconocido, que puede ser parcial, total, absoluta o gran invalidez. La prestación económica por incapacidad permanente se calcula sobre la base reguladora, que es el promedio de las bases de cotización del trabajador en los últimos 8 años. La prestación económica por incapacidad permanente se abona desde el día siguiente al de la resolución que la reconoce, y se extiende de forma vitalicia o temporal, según el caso.
  • Derecho a la adaptación o cambio de puesto de trabajo: el trabajador tiene derecho a solicitar una adaptación o un cambio de puesto de trabajo que se ajuste a sus limitaciones funcionales, siempre que sea posible y razonable. La adaptación o el cambio de puesto de trabajo puede consistir en una modificación de las condiciones de trabajo, como el horario, la jornada, las funciones o los medios técnicos, o en una reubicación en otro puesto de trabajo de la misma categoría profesional o de una inferior, con la correspondiente reducción salarial. La adaptación o el cambio de puesto de trabajo debe ser autorizado por el médico que emite el alta médica, y debe ser aceptado por el trabajador y por la empresa, previa negociación colectiva o individual.
  • Derecho a la indemnización por daños y perjuicios: el trabajador tiene derecho a reclamar una indemnización por los daños y perjuicios que le haya causado la lesión, siempre que se pueda demostrar que existe una responsabilidad civil por parte de la empresa o de un tercero. La indemnización por daños y perjuicios puede incluir el daño emergente, que es el perjuicio económico causado por la lesión, como los gastos médicos, farmacéuticos o de rehabilitación, y el lucro cesante, que es el beneficio económico dejado de percibir por la lesión, como los salarios, las cotizaciones o las prestaciones. La indemnización por daños y perjuicios también puede incluir el daño moral, que es el perjuicio no económico causado por la lesión, como el dolor, el sufrimiento, la pérdida de calidad de vida o la incapacidad para realizar actividades cotidianas. La indemnización por daños y perjuicios se calcula según el baremo establecido para las víctimas de accidentes de tráfico, que se actualiza cada año.

¿Qué tratamiento es el más adecuado para la rotura del supraespinoso?

El tratamiento de la rotura del supraespinoso depende de varios factores, como el tipo, el tamaño y la evolución de la lesión, la edad, el estado de salud y la actividad laboral del trabajador, y la disponibilidad y la eficacia de los recursos terapéuticos. El tratamiento de la rotura del supraespinoso se puede dividir en dos modalidades: el tratamiento conservador y el tratamiento quirúrgico.

Tratamiento conservador

El tratamiento conservador es el que se basa en medidas no invasivas, que buscan aliviar el dolor, reducir la inflamación y mejorar la funcionalidad del hombro, sin recurrir a la cirugía. El tratamiento conservador se suele indicar en casos de roturas parciales, pequeñas o asintomáticas, o en casos de roturas completas, grandes o sintomáticas, cuando el trabajador no desea o no puede someterse a una intervención quirúrgica. El tratamiento conservador puede incluir:

  • Medicación: el uso de fármacos como analgésicos, antiinflamatorios, relajantes musculares o protectores gástricos, que ayudan a controlar el dolor y la inflamación, y a prevenir posibles efectos secundarios. La medicación se debe tomar siguiendo las indicaciones del médico, y se debe evitar el consumo de alcohol, tabaco u otras sustancias que puedan interferir con su efecto o causar interacciones adversas.
  • Infiltraciones: la aplicación de sustancias como corticoides, anestésicos locales o factores de crecimiento, que se inyectan directamente en la zona lesionada, con el fin de reducir el dolor, la inflamación y el espasmo muscular, y de favorecer la regeneración del tendón. Las infiltraciones se deben realizar bajo control ecográfico, para asegurar una correcta colocación de la aguja, y se deben limitar a un máximo de tres al año, para evitar posibles efectos secundarios como la atrofia, la infección o la calcificación del tendón.
  • Fisioterapia: el conjunto de técnicas como el masaje, la electroterapia, la termoterapia, la crioterapia o la magnetoterapia, que se aplican sobre el hombro, con el objetivo de mejorar la circulación, la nutrición y la elasticidad del tendón, y de prevenir o revertir la retracción, la atrofia o la fibrosis del mismo. La fisioterapia se debe realizar bajo la supervisión de un profesional cualificado, y se debe adaptar a las características y a la evolución de cada caso.
  • Rehabilitación: el conjunto de ejercicios que se realizan con el hombro, con el propósito de recuperar la fuerza, la flexibilidad y la coordinación del manguito rotador, y de restablecer la movilidad y la funcionalidad del hombro. La rehabilitación se debe iniciar de forma progresiva, respetando el umbral de dolor y el rango de movimiento del trabajador, y se debe aumentar la intensidad y la dificultad de los ejercicios a medida que se mejora la capacidad del hombro. La rehabilitación se debe complementar con medidas de educación postural, ergonomía y prevención de recaídas.

Tratamiento quirúrgico

El tratamiento quirúrgico es el que se basa en medidas invasivas, que buscan reparar el tendón roto y restaurar la anatomía y la biomecánica del hombro, mediante una intervención quirúrgica. El tratamiento quirúrgico se suele indicar en casos de roturas completas, grandes o sintomáticas, que no responden al tratamiento conservador, o que comprometen la calidad de vida o la actividad laboral del trabajador. El tratamiento quirúrgico puede incluir:

  • Artroscopia: la técnica que consiste en introducir una cámara y unos instrumentos quirúrgicos a través de unas pequeñas incisiones en la piel, que permiten visualizar y manipular el interior de la articulación del hombro, sin necesidad de abrirlo. La artroscopia se utiliza para diagnosticar, limpiar y reparar el tendón roto, mediante suturas o anclajes que lo fijan al hueso. La artroscopia tiene la ventaja de ser menos agresiva, menos dolorosa y más rápida que la cirugía abierta, y de facilitar una mejor recuperación y un menor riesgo de complicaciones.
  • Cirugía abierta: la técnica que consiste en realizar una incisión amplia en la piel, que permite acceder y exponer el hombro, con el fin de reparar el tendón roto, mediante suturas o anclajes que lo fijan al hueso. La cirugía abierta se utiliza cuando la artroscopia no es posible o suficiente, por ejemplo, en casos de roturas masivas, antiguas o retraídas, que requieren una movilización, una liberación o una transferencia del tendón. La cirugía abierta tiene la desventaja de ser más agresiva, más dolorosa y más lenta que la artroscopia, y de dificultar una peor recuperación y un mayor riesgo de complicaciones.
  • Prótesis: la técnica que consiste en reemplazar la articulación del hombro por una pieza artificial, que se compone de una parte metálica que se fija al hueso y de una parte plástica que se articula con la anterior. La prótesis se utiliza cuando la reparación del tendón es imposible o insuficiente, por ejemplo, en casos de roturas irreparables, artrosis avanzada o necrosis ósea. La prótesis tiene la ventaja de eliminar el dolor y mejorar la funcionalidad del hombro, pero también tiene la desventaja de ser una cirugía compleja, que requiere un cuidado especial y que puede presentar complicaciones como la infección, el desgaste o el aflojamiento de la pieza artificial.

El tratamiento quirúrgico requiere una preparación previa, que incluye una evaluación médica, unas pruebas complementarias, una anestesia y una profilaxis antibiótica. El tratamiento quirúrgico también requiere un seguimiento posterior, que incluye una curación de la herida, una inmovilización del hombro, una medicación, una fisioterapia y una rehabilitación. El tratamiento quirúrgico tiene una duración variable, según la técnica empleada y la evolución del trabajador, pero suele oscilar entre 3 y 6 meses.

¿Qué recomendaciones se deben seguir para prevenir o mejorar la rotura del supraespinoso?

La rotura del supraespinoso es una lesión que se puede prevenir o mejorar con una serie de recomendaciones, que se deben seguir tanto en el ámbito laboral como en el personal. Estas recomendaciones son:

  • Evitar los movimientos repetitivos, forzados o por encima de la cabeza con el brazo: estos movimientos pueden provocar una sobrecarga, una inflamación o una degeneración del tendón, y aumentar el riesgo de rotura. Se recomienda alternar las tareas, hacer pausas frecuentes, usar herramientas ergonómicas, ajustar la altura y la distancia de los objetos, y solicitar ayuda o medios auxiliares cuando sea necesario.
  • Mantener una buena postura y una correcta alineación del hombro: una mala postura o una desviación del hombro pueden causar una compresión, una fricción o una irritación del tendón, y favorecer la rotura. Se recomienda mantener la espalda recta, los hombros relajados y alineados, y el cuello y la cabeza en posición neutra, tanto al estar sentado, de pie o al caminar, como al dormir, conducir o usar el ordenador o el móvil.
  • Realizar ejercicios de calentamiento, estiramiento y fortalecimiento del hombro: estos ejercicios pueden mejorar la circulación, la nutrición y la elasticidad del tendón, y prevenir o revertir la retracción, la atrofia o la fibrosis del mismo. Se recomienda realizar ejercicios de calentamiento antes de iniciar la actividad laboral o deportiva, ejercicios de estiramiento al finalizar la misma, y ejercicios de fortalecimiento dos o tres veces por semana, siempre respetando el umbral de dolor y el rango de movimiento del trabajador.
  • Llevar una dieta equilibrada y saludable: una dieta adecuada puede aportar los nutrientes esenciales para el mantenimiento y la reparación del tendón, y evitar el exceso de peso, que puede sobrecargar el hombro. Se recomienda consumir alimentos ricos en proteínas, vitaminas, minerales y antioxidantes, como la carne, el pescado, los huevos, los lácteos, las frutas, las verduras, los frutos secos o el aceite de oliva, y reducir el consumo de alimentos procesados, fritos, azucarados o alcohólicos.
  • Consultar al médico ante cualquier síntoma o duda: el médico es el profesional que puede diagnosticar, tratar y orientar al trabajador con el supraespinoso roto, y ofrecerle la mejor solución para su caso. Se recomienda acudir al médico ante la aparición de cualquier signo de alarma, como el dolor, la inflamación o la limitación funcional del hombro, y seguir sus indicaciones y recomendaciones, tanto en lo referente a la asistencia sanitaria, como a la prestación económica, la adaptación o el cambio de puesto de trabajo, o la indemnización por daños y perjuicios.

Conclusión

La rotura del supraespinoso es una lesión frecuente y molesta del hombro, que puede afectar a la salud y a la situación laboral del trabajador. El trabajador con el supraespinoso roto debe conocer y ejercer sus derechos, y seguir unas recomendaciones, que le permitan prevenir o mejorar su lesión, y recuperar su calidad de vida. El tratamiento de la rotura del supraespinoso puede ser conservador o quirúrgico, según el tipo, el tamaño y la evolución de la lesión, y la preferencia del trabajador. El tratamiento de la rotura del supraespinoso requiere una colaboración activa entre el trabajador, el médico, la empresa y la Seguridad Social, para lograr el mejor resultado posible.

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