Cómo ganar un juicio por alcoholemia en España

como ganar un juicio por alcoholemia

Comparte por redes sociales

La alcoholemia es una de las infracciones más comunes y graves que se pueden cometer al volante. Conducir bajo los efectos del alcohol puede suponer no solo una multa económica y la retirada de puntos del carné, sino también la imputación de un delito contra la seguridad vial, que puede conllevar penas de prisión, trabajos en beneficio de la comunidad, inhabilitación para conducir e incluso antecedentes penales.

Sin embargo, no todos los casos de alcoholemia son iguales, y existen algunas circunstancias que pueden influir en el resultado de la prueba de alcoholemia o en el procedimiento judicial. Por eso, es importante conocer los derechos y las opciones que tiene el conductor que se enfrenta a un juicio por alcoholemia, y contar con la asesoría y la defensa de un abogado especializado en este tipo de casos.

En este artículo, vamos a explicar los aspectos más relevantes que hay que tener en cuenta para ganar un juicio por alcoholemia en España, desde el momento de la detención hasta la sentencia judicial. También vamos a ofrecer algunos consejos prácticos y ejemplos reales de casos ganados por nuestros abogados expertos en alcoholemia.

Qué hacer en el momento de la detención por alcoholemia

El primer paso para ganar un juicio por alcoholemia es actuar correctamente en el momento de la detención por parte de los agentes de la autoridad. Estas son algunas de las recomendaciones que hay que seguir:

  • Mantener la calma y la educación. No hay que discutir ni enfrentarse a los agentes, ya que eso solo puede empeorar la situación. Hay que colaborar con ellos y seguir sus indicaciones, pero sin renunciar a los derechos que asisten al conductor.
  • Solicitar la identificación de los agentes y el motivo de la detención. Es un derecho del conductor saber quién le está deteniendo y por qué. Además, esta información puede ser útil para el posterior juicio, ya que puede haber errores o irregularidades en la identificación de los agentes o en la causa de la detención.
  • Negarse a realizar la prueba de alcoholemia si no hay síntomas de embriaguez. La prueba de alcoholemia es voluntaria, y el conductor puede negarse a realizarla si no hay indicios de que haya consumido alcohol, como por ejemplo, olor a alcohol, ojos rojos, habla pastosa, etc. Si el conductor se niega a realizar la prueba, los agentes pueden solicitar una prueba de sangre en un centro médico, que también es voluntaria. Si el conductor se niega a ambas pruebas, se le puede imputar un delito de desobediencia, que puede tener una pena menor que el delito de alcoholemia, dependiendo del caso.
  • Solicitar la realización de una segunda prueba de alcoholemia si el resultado de la primera es positivo. Es un derecho del conductor realizar una segunda prueba de alcoholemia, que puede ser de aire o de sangre, para confirmar o desmentir el resultado de la primera. Si el resultado de la segunda prueba es inferior al de la primera, se tomará como válido el más bajo. Si el resultado de la segunda prueba es superior al de la primera, se hará una media aritmética de ambos. Si el resultado de la segunda prueba es negativo, se anulará el de la primera.
  • Solicitar el justificante de la prueba de alcoholemia y comprobar que los datos son correctos. Es un derecho del conductor recibir un justificante de la prueba de alcoholemia, que debe contener los datos del conductor, del vehículo, de los agentes, de la prueba realizada, del resultado obtenido y de la hora y el lugar de la detención. Hay que revisar que todos los datos sean correctos, ya que cualquier error o falta de información puede ser motivo de impugnación de la prueba.
  • Solicitar la asistencia de un abogado de confianza. Es un derecho del conductor contar con la asistencia de un abogado de su elección desde el momento de la detención. El abogado podrá asesorar al conductor sobre cómo actuar, qué declarar y qué documentos solicitar. Si el conductor no tiene un abogado de confianza, se le asignará uno de oficio, que también podrá defender sus intereses.

Qué hacer después de la detención por alcoholemia

Una vez que el conductor ha sido detenido por alcoholemia, se inicia un procedimiento judicial que puede tener dos vías: la vía administrativa o la vía penal. La vía administrativa se aplica cuando el conductor ha dado positivo en la prueba de alcoholemia, pero no ha superado los límites establecidos por la ley para considerar que hay un delito. Estos límites son de 0,25 mg/l de alcohol en aire espirado o de 0,5 g/l de alcohol en sangre para los conductores en general, y de 0,15 mg/l de alcohol en aire espirado o de 0,3 g/l de alcohol en sangre para los conductores noveles o profesionales. La vía penal se aplica cuando el conductor ha dado positivo en la prueba de alcoholemia y ha superado los límites mencionados, o cuando se ha negado a realizar la prueba sin causa justificada.

En la vía administrativa, el conductor se enfrenta a una sanción económica y a la retirada de puntos del carné, que pueden variar según el grado de alcoholemia. La sanción económica puede ir desde los 500 euros hasta los 1000 euros, y la retirada de puntos puede ir desde los 4 puntos hasta los 6 puntos. El conductor puede recurrir la sanción administrativa ante el organismo que la impone, que suele ser la Dirección General de Tráfico (DGT), y posteriormente ante los tribunales contencioso-administrativos.

En la vía penal, el conductor se enfrenta a la imputación de un delito contra la seguridad vial, que puede tener diferentes penas según el grado de alcoholemia y las circunstancias del caso. Las penas pueden ser de prisión de 3 a 6 meses, o de multa de 6 a 12 meses, o de trabajos en beneficio de la comunidad de 31 a 90 días, y en todos los casos, de inhabilitación para conducir de 1 a 4 años. El conductor puede llegar a un acuerdo con el fiscal para rebajar la pena, o ir a juicio oral ante el juzgado de lo penal.

En ambos casos, es fundamental contar con la ayuda de un abogado especializado en alcoholemia, que pueda estudiar el caso, analizar las pruebas, plantear las alegaciones y las defensas oportunas, y negociar o litigar con el objetivo de conseguir la mejor solución posible para el conductor.

Cómo impugnar la prueba de alcoholemia

Uno de los aspectos más importantes para ganar un juicio por alcoholemia es impugnar la prueba de alcoholemia, que es la principal prueba de cargo que tiene la administración o la acusación para sancionar o condenar al conductor. La prueba de alcoholemia puede ser impugnada por diferentes motivos, que pueden ser de forma o de fondo.

Los motivos de forma son aquellos que se refieren a las irregularidades o defectos que se hayan podido producir en la realización de la prueba de alcoholemia, o en la documentación que la acredita. Algunos ejemplos de motivos de forma son:

  • Que no se haya informado al conductor de sus derechos y obligaciones antes de realizar la prueba de alcoholemia.
  • Que no se haya respetado el plazo mínimo de 10 minutos entre la primera y la segunda prueba de alcoholemia, o que no se haya realizado la segunda prueba.
  • Que no se haya entregado al conductor el justificante de la prueba de alcoholemia, o que éste contenga errores o datos incompletos.
  • Que no se haya comprobado el correcto funcionamiento del etilómetro, o que éste no esté homologado o revisado periódicamente.
  • Que no se haya identificado correctamente a los agentes que han realizado la prueba de alcoholemia, o que éstos no tengan la cualificación necesaria.

Los motivos de fondo son aquellos que se refieren a las causas o circunstancias que puedan afectar al resultado de la prueba de alcoholemia, o que puedan demostrar que el conductor no estaba bajo los efectos del alcohol. Algunos ejemplos de motivos de fondo son:

  • Que el conductor haya consumido alcohol después de haber cometido una infracción o haber sufrido un accidente, y antes de realizar la prueba de alcoholemia. En este caso, se puede alegar que el alcohol no influyó en la conducción, sino que se ingirió posteriormente por nerviosismo o por otras razones.
  • Que el conductor haya consumido sustancias o medicamentos que puedan alterar el resultado de la prueba de alcoholemia, como por ejemplo, enjuagues bucales, caramelos, pastillas, jarabes, etc. En este caso, se puede solicitar una prueba de sangre para contrastar el resultado de la prueba de aire, o aportar un informe médico que acredite el consumo de dichas sustancias o medicamentos.
  • Que el conductor padezca alguna enfermedad o condición física que pueda afectar al resultado de la prueba de alcoholemia, como por ejemplo, diabetes, hipoglucemia, problemas digestivos, etc. En este caso, se puede solicitar una prueba de sangre para contrastar el resultado de la prueba de aire, o aportar un informe médico que acredite el diagnóstico de dicha enfermedad o condición física.
  • Que el conductor haya realizado la prueba de alcoholemia en un lugar o momento inadecuados, como por ejemplo, en una zona con mucho tráfico, ruido o contaminación, o después de haber fumado, comido o bebido. En este caso, se puede alegar que la prueba de alcoholemia no se realizó en las condiciones óptimas para garantizar su fiabilidad.

Para impugnar la prueba de alcoholemia, es necesario contar con pruebas que respalden los motivos de impugnación, como por ejemplo, testigos, facturas, recetas, informes, etc. También es conveniente solicitar el acceso al expediente administrativo o al sumario judicial, donde se pueden encontrar documentos o datos que puedan servir para impugnar la prueba de alcoholemia, como por ejemplo, el informe de los agentes, el atestado policial, el certificado de calibración del etilómetro, etc.

Cómo demostrar que el conductor no estaba bajo los efectos del alcohol

Otro aspecto clave para ganar un juicio por alcoholemia es demostrar que el conductor no estaba bajo los efectos del alcohol, o que éstos no afectaron a su capacidad para conducir. Para ello, se pueden utilizar diferentes medios de prueba, como por ejemplo:

  • La declaración del conductor. El conductor puede declarar ante los agentes, el fiscal o el juez, y explicar las circunstancias que rodearon al hecho de la alcoholemia, como por ejemplo, la cantidad y el tipo de alcohol que consumió, el tiempo que transcurrió desde el consumo hasta la conducción, la comida que ingirió, el estado de ánimo que tenía, etc. El conductor debe ser coherente, veraz y convincente en su declaración, y evitar contradecirse o mentir.
  • La declaración de los testigos. Los testigos son aquellas personas que presenciaron el hecho de la alcoholemia, o que tuvieron contacto con el conductor antes o después del mismo, y que pueden aportar información relevante sobre el estado del conductor, como por ejemplo, familiares, amigos, compañeros, clientes, etc. Los testigos deben ser creíbles, objetivos y consistentes en su declaración, y evitar exagerar o falsear los hechos.
  • La prueba pericial. La prueba pericial es aquella que se basa en el dictamen de un experto en una materia relacionada con el hecho de la alcoholemia, como por ejemplo, un médico, un farmacéutico, un químico, un psicólogo, etc. El perito puede analizar el resultado de la prueba de alcoholemia, el funcionamiento del etilómetro, el metabolismo del alcohol, el efecto del alcohol en el organismo, etc., y emitir un informe que apoye la defensa del conductor.
  • La prueba documental. La prueba documental es aquella que se basa en documentos que puedan acreditar algún aspecto relacionado con el hecho de la alcoholemia, como por ejemplo, facturas, tickets, recetas, informes, certificados, etc. Los documentos deben ser originales, legibles y pertinentes, y deben estar relacionados con el momento y el lugar del hecho de la alcoholemia.

Ejemplos de casos ganados por abogados expertos en alcoholemia

Para ilustrar cómo se puede ganar un juicio por alcoholemia, vamos a mostrar algunos ejemplos reales de casos ganados por abogados expertos en alcoholemia, que han conseguido la absolución o la reducción de la pena de sus clientes.

  • Caso 1: Un conductor fue detenido por alcoholemia tras haber sufrido un accidente de tráfico, y dio positivo en la prueba de aire con una tasa de 0,65 mg/l. El conductor alegó que había consumido alcohol después del accidente, para calmar los nervios, y que tenía testigos que lo podían corroborar. Su abogado solicitó la prueba de sangre, que dio un resultado de 0,45 g/l, y presentó las declaraciones de los testigos, que confirmaron que el conductor había bebido después del accidente. El juez consideró que no había pruebas suficientes para demostrar que el conductor estaba bajo los efectos del alcohol en el momento del accidente, y lo absolvió del delito de alcoholemia.
  • Caso 2: Un conductor fue detenido por alcoholemia tras haber cometido una infracción de tráfico, y dio positivo en la prueba de aire con una tasa de 0,8 mg/l. El conductor alegó que había consumido un jarabe para la tos que contenía alcohol, y que tenía una receta médica que lo acreditaba. Su abogado solicitó la prueba de sangre, que dio un resultado de 0,6 g/l, y presentó la receta médica, que indicaba que el conductor debía tomar el jarabe cada 8 horas. El juez consideró que el conductor había consumido alcohol de forma involuntaria, y que no había afectado a su capacidad para conducir, y lo absolvió del delito de alcoholemia.
  • Caso 3: Un conductor fue detenido por alcoholemia tras haber sido parado en un control rutinario, y dio positivo en la prueba de aire con una tasa de 0,7 mg/l. El conductor alegó que padecía diabetes, y que eso podía alterar el resultado de la prueba de alcoholemia. Su abogado solicitó la prueba de sangre, que dio un resultado de 0,5 g/l, y presentó un informe médico, que certificaba que el conductor sufría diabetes tipo 2. El juez consideró que el conductor tenía una enfermedad que podía influir en el resultado de la prueba de alcoholemia, y que la tasa de alcohol en sangre era inferior al límite legal, y lo absolvió del delito de alcoholemia.

Conclusión

Como hemos visto, ganar un juicio por alcoholemia en España no es imposible, pero requiere de una buena estrategia legal, basada en el conocimiento de la normativa, el análisis de las pruebas, la impugnación de la prueba de alcoholemia, y la demostración de que el conductor no estaba bajo los efectos del alcohol, o que éstos no afectaron a su capacidad para conducir.

Para ello, es imprescindible contar con la ayuda de un abogado especializado en alcoholemia, que pueda asesorar y defender al conductor desde el momento de la detención hasta la sentencia judicial, y que tenga experiencia y éxito en este tipo de casos.

Comparte por redes sociales

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio