El derecho a no declarar contra sí mismo es una garantía constitucional que protege a las personas de ser obligadas a incriminarse o a colaborar con su propia condena. Este derecho forma parte del principio de presunción de inocencia y del derecho a la defensa, y se aplica tanto en el ámbito penal como en el administrativo sancionador.
En este artículo te explicaré qué es el derecho a no declarar contra sí mismo, cómo se puede ejercer y qué consecuencias tiene hacerlo o no hacerlo.
Qué es el derecho a no declarar contra sí mismo
El derecho a no declarar contra sí mismo es un derecho fundamental reconocido en el artículo 24.2 de la Constitución Española, que dice lo siguiente:
Asimismo, todos tienen derecho al secreto de las comunicaciones y a la intimidad personal y familiar, salvo en los casos previstos en la ley. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias. Todos tienen derecho a no declarar contra sí mismos, a no confesarse culpables y a la presunción de inocencia. La ley regulará los casos en que, por razón de parentesco o de secreto profesional, no se estará obligado a declarar sobre hechos presuntamente delictivos.
Como puedes ver, el derecho a no declarar contra sí mismo se relaciona con otros derechos fundamentales, como el derecho al secreto de las comunicaciones, el derecho a la intimidad personal y familiar, el derecho a no declarar sobre la ideología, religión o creencias, y el derecho a la presunción de inocencia.
El objetivo de este derecho es evitar que las personas se vean forzadas a colaborar con su propia condena o a asumir responsabilidades que no les corresponden. Por eso, este derecho implica que nadie puede ser obligado a declarar como imputado o investigado en un proceso penal o administrativo sancionador, ni tampoco como testigo si existe un riesgo de autoincriminación.
Además, este derecho también implica que nadie puede ser obligado a confesarse culpable o a aceptar una pena sin haber sido debidamente asistido por un abogado y sin haber sido informado de las consecuencias de su decisión.
Cómo se puede ejercer el derecho a no declarar contra sí mismo
El derecho a no declarar contra sí mismo se puede ejercer en cualquier momento del proceso penal o administrativo sancionador, desde la fase de instrucción hasta la fase de juicio oral.
Para ejercer este derecho, basta con manifestarlo expresamente ante el juez, el fiscal o el funcionario que esté tomando la declaración. No es necesario dar ninguna explicación ni justificación sobre las razones para no declarar.
Es importante saber que el ejercicio del derecho a no declarar contra sí mismo no implica una renuncia al derecho de defensa. Al contrario, se trata de una forma de defensa legítima que busca evitar una posible vulneración de otros derechos fundamentales.
Por eso, el hecho de no declarar no puede ser interpretado como una prueba de culpabilidad ni como un indicio en contra del imputado o investigado. Tampoco puede suponer una desventaja procesal ni una sanción de ningún tipo.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el ejercicio del derecho a no declarar contra sí mismo no impide que se practiquen otras pruebas que puedan demostrar la responsabilidad del imputado o investigado. Por ejemplo, pruebas documentales, periciales, testificales o indiciarias.
Qué consecuencias tiene declarar o no declarar contra sí mismo
Como hemos visto, el ejercicio del derecho a no declarar contra sí mismo no tiene ninguna consecuencia negativa para el imputado o investigado. Al contrario, puede ser una forma de proteger sus derechos y evitar una posible condena injusta.
Pero ¿qué pasa si el imputado o investigado decide declarar? ¿Qué ventajas o inconvenientes tiene hacerlo?
La decisión de declarar o no declarar depende de cada caso concreto y debe ser tomada con asesoramiento jurídico previo. No hay una respuesta única ni válida para todos los supuestos.
En general, se puede decir que declarar puede tener algunas ventajas, como las siguientes:
- Puede servir para aclarar los hechos, desmentir las acusaciones o aportar pruebas que favorezcan al imputado o investigado.
- Puede demostrar una actitud de colaboración con la justicia y de respeto al proceso.
- Puede facilitar la aplicación de atenuantes o eximentes que reduzcan la pena o la responsabilidad.
- Puede permitir el acceso a beneficios penales o procesales, como el indulto, la suspensión de la pena, la conformidad o el juicio rápido.
Sin embargo, declarar también puede tener algunos inconvenientes, como los siguientes:
- Puede suponer una autoincriminación o una confesión de culpabilidad que perjudique al imputado o investigado.
- Puede generar contradicciones, incoherencias o falsedades que debiliten la credibilidad del imputado o investigado.
- Puede facilitar la obtención de pruebas o indicios que refuercen la acusación o la sanción.
- Puede impedir el ejercicio posterior del derecho a no declarar contra sí mismo, salvo que se alegue un error o una coacción.
Conclusión
En conclusión, el derecho a no declarar contra sí mismo es un derecho fundamental que protege a las personas de ser obligadas a incriminarse o a colaborar con su propia condena. Este derecho se puede ejercer en cualquier momento del proceso penal o administrativo sancionador, sin que ello suponga ninguna consecuencia negativa ni una renuncia al derecho de defensa. La decisión de declarar o no declarar depende de cada caso concreto y debe ser tomada con asesoramiento jurídico previo.
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